Composición musical (parte II: La imitación)

De nueva cuenta nos encontramos por aquí en "Reconexión", un blog dedicado a temas y asuntos musicales. Ésta semana toca la segunda entrega de Composición musical, una serie de publicaciones dedicadas a los fundamentos de la composición, obviamente de una manera muy condensada pues estas publicaciones no pretenden ser un tratado de composición.

Anteriormente hablamos de la importancia de la técnica, que la inspiración no lo es todo, que hay un punto en que la inspiración no es suficiente para materializar aquello que escuchamos en nuestra cabeza y es precisamente ese cúmulo de conocimientos sistematizados llamado técnica el que nos permitirá plasmar en la partitura nuestras ideas.

Así que, como primer punto a tratar es importante que nuestra línea melódica tenga conexión, equilibrio, coherencia y proporción entre las partes que lo componen, para lograr esto hay que partir de una idea raíz que llamaremos "motivo"; el motivo habrá de proporcionarnos todos estos elementos que darán unión a cada una de las partes y secciones de nuestra composición. Recordemos que no podemos o no siempre es conveniente introducir todas las ideas que nos vengan a la cabeza, pues no todas tienen una relación rítmica y/o melódica con la idea principal. La función del motivo es dejar clara la idea principal, que aquellos que la escuchan puedan aprenderla, recordarla, tomarla como un punto de referencia, que sea un hilo conductor durante toda la pieza de manera que no se pierdan en el discurso musical. 

Se dice que la composición es el "arte de la imitación" así que, es precisamente la imitación de motivos las que nos permitirá crear un hilo conductor que nos guíe a través de la pieza y traiga a ella coherencia, equilibrio, proporción etc.

Quizá ya tienes la idea primaria de tu nueva composición, no es una idea muy extensa, no es demasiado elaborada, quizá uno o dos compases; llamaremos a esa idea "motivo", pero ya no sabes que hacer ¿cómo continuar, cómo extenderla? etc. Pues bien, es allí cuando entra en juego la técnica de la imitación, la cual de manera breve y sencilla la explicamos a continuación.

Imitación directa

La más simple y sencilla de las imitaciones es la directa, la cual consiste en repetir el motivo de manera íntegra o desplazarlo conformo a los acordes de nuestra armonización, a continuación presento los siguientes ejemplos:

El motivo que a continuación aparece es muy simple, no es para nada extenso ni ambicioso, pero creo que suficientemente claro para exponer lo que aquí quiero decir, éste es mi motivo raíz, de donde habré de desarrollar todos mis ejercicios imitativos.

 

 

La imitación directa se pude dar repitiendo el motivo tal cual, en el ejemplo las notas en tono azul nos indican la imitación, que en este caso es la repetición del mismo motivo. 

En el siguiente ejemplo el motivo se desplaza manteniendo la misma relación tonal e interválica pero obedeciendo a la armonización que se ha establecido, en el ejemplo el motivo se mantiene durante dos compases en acorde de Do y en el tercer compás cambia a Fa.

 

Otras presentaciones de la imitación directa puede darse imitando el motivo manteniendo la mayor parte de su estructura pero darle un final diferente, veamos los siguientes ejemplos: 

En la melodía de abajo podemos ver que el motivo se imita de manera casi completa, sólo que al final la nota Do del motivo original es sustituida por un Re, dándonos la oportunidad de establecer una semicadencia de Dominate (I-V)

 

Cosa similar sucede en los dos siguientes ejemplos, el Do es sustituido por el Sol4 y en el siguiente por el Sol5 

 

 

 

 

 

 

Imitación contraria

La macánica de esta técnica es simple, moverse interválicamente en sentido contrario al del motivo original, es como sí pusiéramos un espejo debajo del pentagrama, veamos el ejemplo.

Como podemos ver en el ejemplo anterior, el primer compás se desplaza por segundas ascendentes, en su imitación también se mueve por segundas, pero de manera descendente. Luego al final del compás uno e inicio del dos la melodía hace un salto de 4a. justa descendente, en la imitación el salto es de 4a. ascendente entre el La4 y el Re5; finalmente en el compás dos hay un movimiento de segunda ascendente, en la imitación es una segunda descendente.

Imitación Retrograda

Esta imitación como su nombre lo indica es imitar el motivo original pero en sentido contrario, es decir, comenzar por el final y terminar por el principio, es como si pusiéramos un espejo en el lado derecho del pentagrama. Veamos el siguiente ejemplo.

En el ejemplo, las notas en azul nos indican como el motivo original se imitó pero de derecha a izquierda; Bach fue uno de los grandes maestros expertos en usar con genialidad esta técnica de imitación.

Imitación retrograda contraria

Este tipo de imitación es la más compleja de todas, sobre todo si el motivo es algo elaborado; la imitación retrograda contraria es un combinación de las dos anteriores y puede llegar a ofrecer una amplia gama de variaciones en el desarrollo melódico de la frase.

Veamos su desarrollo.

Paso uno: Realizar la imitación contraria del motivo: Las notas del motivo son Do5 Re5 Mi5 Si4 Do5 al realizar la imitación contraria nos quedará Do5 Si4 La4 Re5 Do5.

Paso dos: El motivo resultante del movimiento contrario lo escribimos de derecha a izquierda resultándonos los siguiente:

Las notas en azul nos muestran como queda finalmente la imitación al haberle realizado todo el proceso; cabe mencionar que con el tiempo y la práctica todos estos procesos se hacen naturales y ya no hay que pensarlos demasiado. Como decía mi maestro de composición "aquí el que más escribe es el que más aprende".

Aspectos a considerar

Es importante aclarar que no necesariamente tienes que aplicar la imitación a todo el motivo, hay ocasiones en que no resulta funcional, así que hay que buscar un equilibro y ver hasta que punto suena bien y en donde ya no. Puedes también tomar aquellas partes más características del motivo y aplicarles los diversos tipos de imitación para ver que puede funcionar, que suena bien, es decir, aplicar el famoso método de prueba-error. Vaya, a fin de cuentas a donde va todo esto es a sentarte, experimentar, probar, tener la disposición de pasar horas frente a tu instrumento y tu cuaderno pautado, ordenador, tablet o lo que uses para escribir música.  

Experimenta estas técnicas de imitación en alguna línea melódica que tengas por ahí en el baúl de los recuerdos, puede ser que algo muy bueno suceda.

Nos vemos la semana entrante con la construcción de frases y no olviden dejar sus comentarios, sugerencias o aportaciones al blog, saludos a todos.

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