500 años de música y Reforma

Este octubre se cumplen 500 años de la Reforma Luterana; mejor conocida por algunos como la Reforma Protestante. Un movimiento que no sólo vino a cambiar la vida religiosa de occidente, sino que también afectó áreas como la educación y las artes. 

Dicho movimiento encabezado por Martín Lutero, se desarrolló a principios del siglo XVI, convirtiéndose en un punto de conexión entre lo que se conoce como la Edad Media alta y el Renacimiento. 

Entre los diversos conocimientos y habilidades de Lutero, se sabe que no era solamente un gran teólogo y hombre de letras; también se le considera como un importante pedagogo; así como un gran amante de la música; arte en la que era bien versado pues tocaba el laúd, la flauta, componía, admiraba el canto gregoriano y apreciaba los motetes católicos de famosos compositores; además de contar con una excelente voz. 

Lutero sostenía que era necesario que la gente común, aprendiera a leer y a escribir; para poder leer en su propio idioma la Biblia y poder contar con un ejemplar de ésta en sus casas; además de que los fieles podían cantar en el culto a Dios haciéndolo también en su idioma. Esto lo llevó a dos puntos importantes dentro del desarrollo de la música universal.  

El primero, el uso del órgano, del cual Lutero se expresó así: "el órgano, en verdad, no debería admitirse en la misa”; pues él mismo no veía el uso del órgano con agrado. La utilización del órgano no debía ser exagerado y solo debía ser un acompañamiento. Sin embargo, tal instrumento se constituyó muy pronto en uno de los elementos fundamentales de la música del culto protestante y se llegó a crear una escuela organística germánica. 

El segundo punto, es que Lutero conocía diversas melodías populares, muchas de las cuales se convirtieron en cánticos de contenido religioso. Por lo tanto, la música tuvo un desarrollo notable en el culto y, para ello, Lutero recurrió a sus alumnos músicos como Juan Walter, músico del Duque de Sajonia, Conrado Rupff, maestro de capilla de Federico el Sabio, Ludovico, Senfl y Arnoldo von Brück. Otros músicos se le unieron posteriormente, como Melchior Vulpius y Jorge Rhau, que en 1525 fundó en Wittenberg una imprenta al servicio de la Reforma. En esta imprenta, Lutero escribió el prefacio para la obra Symphoniae iucundae (1538), 52 motetes de diferentes compositores, en el cual dio una palabra de aliento y reconocimiento hacia la música. Del mismo modo lo hizo en el prefacio de la poesía de Juan Walter que tituló Frau Musika (Señora Música) donde resaltó la capacidad de la música (y el canto) para penetrar el alma humana y alejarla del mal.  

Estos trabajos de música vocal vinieron a desembocar en el llamado Coral o Coral Luterano, el cual se convirtió en la forma de composición musical por excelencia para el movimiento protestante y que era acompañado por el órgano; estas dos invenciones alcanzaron su cumbre suprema con Johan Sebastian Bach; a quien bien se le ha llamado el “Padre de la Música”, el “Padre de la armonía” y el “músico protestante” ya que él escribió una gran cantidad de música para dicho movimiento, depuró y llevo a otro nivel el coral inventado por Lutero, además de que se ha dicho que nadie entendió mejor a Lutero que Bach, gracias a que su percepción de la grandeza de Dios se encuentra desplegada majestuosamente en sus obras musicales. Su enorme aprecio por la tradición bíblica es patente en obras como La Pasión según San Mateo (1727) y diversas cantatas, o en sus innumerables obras para órgano.  Durante veintisiete años, Bach tocaba y presentaba sus obras cada domingo en una de las iglesias protestantes de Leipzig y la mayor grandeza que existía en su vida era prepararse para el domingo siguiente.  

Hasta la fecha, la obra de estos dos importantes personajes se sigue interpretando en salas de conciertos, así como en templos de diversas denominaciones; su música ha trascendido las diferencias religiosas, el tiempo y las modas. Gracias a esta famosa Reforma podemos hoy en día gozar de la música más majestuosa que jamás se haya escrito. 

Para Lutero, la expresión artística siempre estuvo al servicio de la Palabra. Más aun en el caso de la música y la himnología, una dupla sometida a las habilidades de los compositores. Su interés por hacerlo entendible lo llevó a transformarlo a través de la lengua de la gente. Su habilidad como músico y poeta logro que aquellas canciones populares y aquellas melodías de la calle entraran en la iglesia y se instalaran en la salmodia cúltica. El canto congregacional se instaló y desde entonces todas las comunidades cristianas participan con su voz de la alabanza y el contenido teológico. Este "caracteristicum" del protestantismo fue desarrollado constantemente y en la actualidad los cantos, himnos y melodías se multiplican en infinidad de himnarios y cancioneros. Estos expresan, como en antaño lo hiciera Lutero, el sentir melódico de la comunidad dejando lugar en el culto todo tipo de canto y melodía.

Fuentes:

Video Bach: Cantata, BWV 147, Jesu, Joy of Man's Desiring

Jerónimo Granados - Martín Lutero y la música; Cuadernos de Teología Vol XXVI, 2007 p129-144

Expondrán una Biblia del músico protestante J.S. Bach

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